Frente a uno de los iconos de la ciudad de Valencia, este piso esta preparado para ser testigo de un relevo generacional de sus ocupantes. El tiempo pasa y las necesidades se materializan según las ilusiones de las personas que entran a formar parte de la historia de esta vivienda.

Aprovechando la geometría que otorga el chaflán, se opta por distribuir los espacios en torno a la cocina, que funciona como núcleo central, alrededor del cual gira todo el proyecto. El recibidor se concibe como una gran caja de luz que da la bienvenida a la nueva vivienda y nos comunica con el salón comedor, donde la sucesión de estancias se genera gracias a la materialización parcial del techo, así como a la estructura que sustenta el edificio.

Finalmente llegamos al espacio destinado a las habitaciones, que ha sido cuidadosamente diseñado para cumplir con las expectativas de los nuevos ocupantes del inmueble.

En todo momento se ha tratado de evitar la materialidad y se ha trabajado principalmente en blancos, de manera que una vez decorada, la casa quedara al descubierto y sin distracciones, enfatizando el carácter, el gusto y la personalidad de quienes van a continuar una bonita historia familiar.